Las fotografías guardan una parte de la memoria y de las historia de vida que las personas y comunidades desarrollan en un espacio y territorio a lo largo de varias décadas. Al acceder a estos archivos de imágenes podemos revivir una parte significativa de las manifestaciones culturales que ya desaparecieron y también comprender las que todavía permanecen.
Implicar en esta tarea a los centros educativos, a las familias y a las comunidades de portadores es uno de los objetivos del certamen As Imaxes do Patrimonio. Se trata de recatar expresiones y manifestaciones de los contenidos inmateriales de la cultura que hoy son patrimonio común. Las fotografías en blanco y negro (antes de la llegada del color) ilustran un periodo en el que los conocimientos, las técnicas, las formas de organización y las expresiones colectivas estaban aún depositados en las personas y las comunidades y conformaban una forma de ser y estar en el mundo. Las prácticas de la vida cotidiana presentan situaciones y acciones que quedaron impresas en las imágenes en blanco y negro que cada persona, cada familia, guarda como un pasado íntimo y privado. Las vivencias de cada familia forman parte de emociones colectivas que tienen su patrimonio de encuentro en celebraciones festivas o tareas compartida. A esta herencia de generaciones anteriores la reconocemos como un patrimonio que conservamos y que revivimos en cada visualización de las imágenes. Una visión que nos relaciona con el pasado que nos condujo al presente con manifestaciones culturales que por su simbolismo forman parte de nuestra memoria colectiva.
«La cultura que denominamos inmaterial es la cultura vivida, la que está asociada indisolublemente a la actividad de las personas y de las comunidades”.
ALas imágenes permiten conocer elementos y vivencias concretas para constatar desde el presente el valor que tuvieron y siguen teniendo.
¿Cuáles son esos elementos y vivencias que están en blanco y negro?
Podríamos citar una larga lista de situaciones que en el territorio de la Gallaecia se desarrollaron delante de las primeras lentes fotográficas, muchas veces recogidas por ojos extranjeros que captaron instantáneas de los rostros todavía sorprendidos por encontrarse frente a una cámara. Desde las primeras fotos de estudia, pasando por las fotos de exterior, si hacemos un breve recorrido por el archivo fotográfico de las familias, podemos tener un perfil socioeconómico de los últimos 150 años por lo menos. Desde las épocas en las que los mayores eran los encargados de transmitir los saberes a los demás, en que los abuelos y los padres socializaban a los niños y las abuelas y madres a las niñas, separadamente. Hay imágenes de esta transmisión, difundidas a conciencia, donde aparecen los más pequeños compartiendo situaciones domésticas como la matanza del cerdo, lavando la ropa, realizando tareas ganaderas y agrícolas y disfrutando las fiestas y celebraciones.
Si consideramos estos ámbitos representativos del patrimonio inmaterial gellego-portugués, tendremos una referencia más específica para encontrar esas imágenes en el legado fotográfico de las familias:
1. Las expresiones orales: la oralidad es la expresión que identifica claramente a los seres humanos. Situaciones de habla, de conversación, de cantos, de cuentos, de discursos, de escuchas…
2. Los saberes y los oficios: ¿Cómo se poda la viña? ¿Cómo se conservan las carnes? ¿Como se plantan las legumbres? ¿Cómo hace las ollas el alfarero?
3. La cultura agrícola y marítima: ¿Cómo cultivamos la tierra? ¿Cómo hacemos el vino? Las técnicas de pesca artesanales, la fabricación de los barcos, la confección de las redes, las conservas…
4. El calendario festivo anual: las fiestas de navidad, el carnaval, los mayos, las romerías, los magostos, la vendimia…
Las imágenes del patrimonio permanecen guardadas en la memoria de las familias. Para que las nuevas generaciones conozcan el pasado más cercano y próximo a sus seres queridos, para darle una nueva vitalidad a experiencias que formaron parte del modo de vida de las generaciones de nuestro antepasados, traigamos las viejas fotografías al presente y démosles un enfoque educativo con el alumnado en las aulas para conocer mejor quiénes somos y de dónde venimos.